viernes, 6 de febrero de 2009

La Serpiente y la Luciérnaga


En cierta ocasión, una serpiente empezó a perseguir a una Luciérnaga. 
Ésta huyó rápidamente de la feroz depredadora y la serpiente no desistía en su empeño. El primer día logró huir. También lo logró el segundo día. Pero el tercero, la luciérnaga se detuvo exhausta y dijo a la serpiente:

— ¿Puedo hacerte tres preguntas?



— No acostumbro a conceder entrevistas; pero, como te voy a devorar, puedes preguntar –respondió la serpiente.

— ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia? –preguntó la luciérnaga.

— No –contestó la serpiente.

— ¿Te he ocasionado algún daño? –volvió a interrogar.

— No –repuso de nuevo la serpiente.

— Entonces, ¿por qué quieres acabar conmigo?

Y la serpiente sentenció:

— ¡Porque no soporto verte brillar…!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es cierto que una de las cosas más destructivas de este mundo es la envidia.

Bonito cuento con un gran mensaje.