jueves, 26 de mayo de 2011

El filósofo y el zapatero


Un filósofo llegó un día al taller de un zapatero remendón con unos zapatos gastados y le dijo:
—Por favor, arréglalos.
—Ahora estoy remendando zapatos de otros hombres —respondió el zapatero—, y hay todavía más para reparar antes de que pueda ocuparme de los tuyos. Pero déjalos aquí. Usa este otro par por hoy, y ven mañana a buscarlos.
—No uso zapatos que no son míos —protestó indignado el filósofo.
—Pues bien -dijo el remendón—, ¿en verdad eres un filósofo y no puedes calzarte los zapatos de otro hombre? Al final de esta calle hay otro zapatero que comprende a los filósofos mejor que yo. Recurre a él para remiendos.

(Cuento de Gibran Khalil Gibran)

La tela

Un hombre caminaba por un callejón con un rollo de tela bajo el brazo cuando comenzó a llover torrencialmente. El caminante desenrolló la tela y la extendió sobre su cabeza. De pronto, otro hombre que pasaba por allí también se cobijó bajo el toldo improvisado.

Cuando cesó la lluvia, el segundo hombre reclamó la tela como suya y se inició una discusión que casi llegó a las manos. Finalmente, ambos llevaron el caso ante un juez. Este escuchó los respectivos argumentos y dijo:
—Alguacil, consiga unas tijeras y corte la tela justo por el medio para darle a cada uno su parte.

Así se hizo pero, entonces, el juez comprobó que uno de los hombres se manifestaba contento con la decisión mientras que el otro seguía muy enojado.
—Ya sé quién es el dueño de la tela —dijo el juez—. Alguacil, devuélvasela y envíe al ladrón a prisión.

(Cuento de la tradición hindú)

La zorra y el mono aristócrata


Viajaban por esta tierra juntos una zorra y un mono, disputando a la vez cada uno sobre su nobleza. Mientras cada cual detallaba ampliamente sus títulos, llegaron a cierto lugar. Volvió el mono su mirada hacia un cementerio y rompió a llorar. Preguntó la zorra que le ocurría, y el mono, mostrándoles unas tumbas le dijo: -- ¡Oh, cómo no voy a llorar cuando veo las lápidas funerarias de esos grandes héroes, mis antepasados! -- ¡Puedes mentir cuanto quieras -- contestó la zorra --; pues ninguno de ellos se levantará para contradecirte!

(Cuento zen)