En el reino de Chen, durante la dinastía del Sur (del año 420 al 589), un joven caballero llamado Xu Yande se casó con la princesa Lechang, hermana del rey Chen Shubao. Los dos vivian felices, hasta que, poco después, el ejército de la dinastía Sui invadió su reino y el joven, presintiendo que la guerra podría separarlos, dividió un espejo redondo en dos partes y le entregó la mitad a su esposa. Convinieron en lo siguiente: Si se separaban algun día, saldrían, el día 15 del primer mes lunar, fiesta de los faroles, a las calles a vender sus respectivas mitades del espejo. Si sobrevivían sus sentimientos de amor, se reunirán tarde o temprano. La mitad del espejo que tenía cada cual era una prueba de amor.
Posteriormente,el emperador de la dinastía Sui, Yang Jian desencadenó, una guerra contra el reino de Chen y lo derrotó. El joven Xu Yande se vio obligado a escapar a otro lugar y se separó de su esposa.
Apresada por un cortesano de la dinastía Sui, la joven fascinó al emperador con su belleza y éste la tomo como su concubina favorita.
Luego de unos meses, al oir que su esposa estaba en la capital de la dinastía Sui, el joven Xu Yande se apresuró a ir hasta allá, a donde llegó después de un largo y fatigante viaje. En la plena noche, él sacaba la mitad del espejo y recordaba a su querida esposa; ella, mientras tanto, llevaba una vida lujosa, pero en lo profundo de su corazón recordaba siempre a su marido.
Un año después, llegó por fin el día 15 del primer mes. El joven Xu Yande salió a la calle, según lo convenido, y se encontró con un anciano que vendía un espejo roto igual al suyo. Le preguntó y el anciano le dijo que era el sirviente de su esposa, quien le había encargado buscar a su marido. Así se enteró de la situación de su esposa.
Con lágrimas en los ojos, el joven Xu Yande escribió un poema en el reverso del espejo:
Se fue con el espejo,
y sólo el espejo volvió; ella se quedó.
Desaparecida la sombra de la diosa de la luna
sólo queda la luz.
El anciano regresó con el espejo completo y se lo entregó a la princesa Lichang. Al ver el poema y la otra mitad del espejo de su marido, ella se puso a llorar en forma desconsolada al punto que perdió las ganas de comer. Al enterarse de la situación, el emperador se conmovió y permitió a la princesa reunirse otra vez con su marido. Así, el espejo roto volvió a ser redondo.
(Leyenda china)
miércoles, 7 de enero de 2009
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1 comentario:
En verdad debo decirte me encantó el título que le has puesto al blog. Y por otro lado quiero destacar su diseño y armonía.
Gracias por este aporte al mundo virtual.
Saludos, Sergio.
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