Un Rey soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó llamar a un Sabio para que interpretase su sueño.
-¡Qué desgracia mi Señor! - exclamó el Sabio - Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de vuestra Majestad.
-¡Qué insolencia! - gritó el Rey enfurecido - ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí!
Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos.
Más tarde ordenó que le trajesen otros Sabio y le contó lo que había soñado. Este, después de escuchar al Rey con atención, le dijo:
-¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobrevivirás a todos vuestros parientes.
Se iluminó el semblante del Rey con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro.
Cuando el Sabio salía del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado:
-¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que la del primer Sabio. No entiendo porque al primero le castiga con cien latigazos y a ti te premia con cien monedas de oro.
-Recuerda bien amigo mío - respondió el Sabio - que todo depende en la forma en el decir...uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse.
domingo, 16 de noviembre de 2008
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1 comentario:
Buenisimo. Es fantastico.Como te lo curras un saludo
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