sábado, 12 de marzo de 2011

Merendando con Dios


Había una vez un pequeño niño que quería conocer a Dios.
Él sabía que era un largo viaje llegar hasta donde Dios vivía, así es que preparó su mochila con sandwiches y botellas de leche chocolatada y comenzó su viaje.

Cuando había andado tres cuadras, se encontró con un viejecita. Ella estaba sentada en el parque observando a unas palomas.

El niño se sentó a su lado y abrió su mochila. Estaba a punto de tomar un trago de su leche chocolatada cuando notó que la viejecita parecía hambrienta, así es que le ofreció un sandwich.
Ella agradecida lo aceptó y le sonrió. Su sonrisa era tan hermosa que el niño quiso verla otra vez, así que le ofreció una leche chocolatada. Una vez más, ella le sonrió. El niño estaba encantado.

Permanecieron sentados allí toda la tarde comiendo y sonriendo, aunque nunca se dijeron ni una palabra.
A medida que oscurecía, el niño se dió cuenta de cuan cansado estaba y se levantó para marcharse.
Antes de dar unos pasos más, se dió la vuelta, corrió hacia la viejecita y le dió un abrazo. Ella le ofreció su sonrisa más amplia.

Cuando el niño abrió la puerta de su casa un rato más tarde, a su madre le sorprendió la alegría en su rostro.
Ella le preguntó: “¿Qué hiciste hoy que te puso tan contento?” Él le respondió: “Almorcé con Dios.”
Pero antes de que su madre pudiese responder añadió: “¿Y sabes qué? ¡Ella tiene la sonrisa más hermosa que he visto!”

Mientras tanto la viejecita, también radiante de dicha, regresó a su casa. Su vecina estaba impresionada con el reflejo de paz sobre su rostro, y le preguntó: “¿Qué hiciste hoy que te puso tan contenta?” Y ella respondió:
“Yo comí sandwiches con Dios en el parque”. Pero antes de que su vecina respondiera a esto, añadió: ” ¿Sabes, es mucho más jóven de lo que esperaba.”

3 comentarios:

eva-escort barcelona dijo...

Tengo la piel de gallina, es lo más bonito que he leido en mucho tiempo. Pero ve voy ya de tu blog hasta otro día porque si no, me parece que no voy a trabajar nada.

Iván dijo...

Excelente. La caridad es una vía de santidad. Según entendí de la madre Teresa de Calcuta.

Lu Ce Ro dijo...

LO MAS HERMOSO QUE HE PODIDO LEER... TODO INSPIRADO EN EL AMOR A DIOS.. QUE SIN EL NO SOMOS NADA... GRACIAS POR COMPARTIRLO CON NOSOTROS...