jueves, 16 de septiembre de 2010

El niño de la playa


Frente a una tranquila playa, estaba anclado uno de los barcos de guerra más poderosos del mundo. Era incalculable el dinero que había costado. Tenía el armamento más temible y destructor inventado por el hombre.

Un día, el capitán del barco decidió ir a la playa. Se sentó en la arena y se puso a mirar con orgullo su poderoso barco. Cerca de allí, había un niño que estaba jugando en la arena. Había hecho un gran agujero y con su pozalito, se dedicaba a llenarlo de agua. No paraba de hacer viajes al mar para coger agua y tirarla en el agujero. Pasó una hora y el niño no dejaba de hacer lo mismo. Al capitán le entró curiosidad por saber lo que estaba haciendo. Fue hacia él y le preguntó:

- ¿A qué estás jugando niño?

El niño le miró muy seriamente y le dijo:

- No estoy jugando señor; estoy metiendo toda el agua del mar dentro de este agujero.

El capitán se echó a reír y le dijo:

- ¿Pero no te das cuenta de que eso es imposible?

El niño se le quedó mirando, y señalando hacia su barco, le preguntó:

- ¿Aquello de allí para qué sirve?

Y todo orgulloso, le contestó el capitán:

- Mira niño, estás viendo el barco de guerra más poderoso que tiene nuestro país. Sirve para asustar a nuestros enemigos y así conseguir vivir en paz.

El niño se echó a reír y le dijo:

- Es más fácil que yo meta todo el agua del mar en este agujero, que usted consiga la paz con aquello que flota en el agua.

(De la red)

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