jueves, 25 de marzo de 2010

Sándalo


Érase una vez un hombre que no conocía la madera de sándalo, pero había escuchado mucho sobre sus excelencias. Nació así en él un fuerte deseo por conocer esa clase de madera tan ponderada y entonces decidió escribir a sus mejores amigos para pedirles un pedazo de esa clase de madera. De este modo, escribió numerosas cartas y en todas ellas hacía la misma petición:
-«Por favor, enviadme madera de sándalo.»
Y un día, de repente, descubrió que el lápiz con el que llevaba meses escribiendo aquellas cartas era precisamente de olorosa madera de sándalo.

El ser humano busca la felicidad fuera de él, cuando la verdadera y estable felicidad se halla en su interior. Pide lo que ya tiene, busca lo que nunca ha perdido...

(Cuento zen)

1 comentario:

Karina Florez Chokewanca dijo...

Es cierto, algunas cosas pueden estar frente a nuestras narices y nosotros ni cuenta xD
linda entrada
saluditos
dtb