martes, 16 de febrero de 2010

El Horizonte


Se cuenta que cierta vez un hombre se acercó a Dios y le pidió que le aclarara algo de la creación que lo dejaba con dudas, y que de acuerdo a su punto de vista, no tenía ninguna utilidad, ningún sentido…
Dios lo atendió y le preguntó cuál era la falla que había notado en la creación.
- Señor Dios, dijo el interesado, su creación es muy hermosa, muy funcional, cada cosa tiene su razón de ser… Pero, aunque haga un esfuerzo para entender su finalidad, hay algo que me parece no servir para nada.- ¿Y qué es eso que no sirve para nada?-, le preguntó Dios.
- El horizonte, contestó el hombre.
Al fin de cuentas ¿para qué sirve el horizonte?
Si camino un paso hacia el horizonte, él también se aleja un paso de mí.
Si camino diez pasos, él se aleja otros diez pasos…
Si camino kilómetros en su dirección, él se aleja los mismos kilómetros de mí…
¡Eso no tiene el menor sentido! El horizonte no sirve para nada.
Dios miró a su ingenuo hijo, sonrió y le dijo:
- Pero justamente es para eso que sirve el horizonte, para hacerte andar…

(Anónimo)

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