Una madre estaba harta de que todos los sábados sus hijos se durmiesen tarde. El motivo era que el duende de los sueños no venía a cantarles una nana, como hacía todas las noches de los demás días de la semana. Por eso decidió llamar al duende. -Me es imposible -se disculpó el duendecillo-, Los sábados tengo mucho que hacer, pues el domingo es día de fiesta y los duendes tenemos que ordenar el mundo para que esté más bello. No sólo debo ir al campo para ver si el viento ha quitado el polvo a la hierba y a las flores. ¡Además tengo que subir al cielo . -¿ Para qué? -preguntó la madre. -Para bajar las estrellas una a una y darles brillo. -Eso no es cierto, las estrellas están fijas en el cielo -dijo la mujer. -¿Lo va a saber usted mejor que yo? -protestó el duendecillo. La madre estaba dispuesta a discutir el tema, pero vio a sus niños dormidos y no quiso despertarlos. Así es que nunca sabremos si las estrellas están fijas o no.
(De la web de Galeia)
martes, 30 de septiembre de 2008
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