jueves, 25 de diciembre de 2008
El Árbol de Navidad
Cuando el Niño Jesús nació en Belén, el mundo entero se llenó de alegría y a Belén llegaban gentes de todas partes para ofrecer regalos al Niño.
Cerca del establo donde el Niño Dios descansaba, se dice que había tres árboles:
Una palmera, un olivo y un pino. Al ver a tanta gente que iba y venía con regalos, ellos también sintieron deseos de ofrecer algo al niño Jesús.
- Yo – dijo la palmera- voy a desgajar una de mis ramas. La voy a colocar cerca de la cuna y cuando el Niño Jesús tenga calor, yo, suave y dulcemente, le abanicaré. No puedo hacer otra cosa.
- Pues yo – dijo el olivo – pienso hacer aceite de mis olivas y ofrecérselo a su madre, la Virgen, para que haga comida y pueda ungir los piececitos del Niño.
El pino estaba tristísimo. No sabía que ofrecer. Además, la palmera y el olivo se burlaban de él y le decían:
- No, tú no tienes nada que regalar. Con tus hojas que parecen agujas, pincharías al Niño. Nadie te quiere ni te querrá.
Y el pino tenía mucha pena.
Pero un ángel que contemplaba la escena se compadeció de él y decidió ayudarlo.
- No estés triste arbolito – le dijo – yo te voy a ayudar. Pediré a las estrellas que bajen del cielo y se posen en tus ramas y con su luz alumbrarán al Niño y, además servirás de guía a todos los caminantes que acudan a la cueva.
Así lo hizo y, al tiempo el pino se vio todo lleno de luces de colores porque muchas estrellas bajaron del cielo y se posaron en sus ramas.
Y hasta el Niño Jesús desde su cunita se fijó en el pino. Sus ojitos brillaron a contemplar luces tan bellas. El pino se llenó de alegría.
La gente que llegaba a la cueva vió aquel pino tan adornado, tan lleno de luces, tan bonito, que todos al llegar a sus casas ponían un pino así en recuerdo de la cueva de Belén. Desde entonces el pino es el elemento de adorno en todos los hogares del mundo en la época de la Navidad, en recuerdo de aquel pino que un día brilló ante la cuna del Niño Jesús.
(Leyenda Alemana).
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