miércoles, 18 de agosto de 2010

Una Hoja en el Viento


El discípulo preguntó al maestro:

-¿Porqué siempre medita con los ojos cerrados?

- Para no mirar lo superfluo, a veces es necesario cerrar los ojos y ver. - respondió aquel.

- Maestro, ¿Es acaso ésta, la cualidad que distingue al sabio?

- No, más bien se distingue por el peso de su acción:

La lengua del sabio es cemento: cuando habla, edifica.

Los pies del sabio son plomo: sus huellas hacen camino.

Las manos del sabio son hierro: todo lo que inicia, lo acaba.

El necio sin embargo, es una hoja en el viento.

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