jueves, 10 de junio de 2010

Lágrimas


Cuentan que había una vez un señor que padecía lo peor que le puede pasar a un ser humano: su hijo había muerto. Desde la muerte y durante años no podía dormir. Lloraba y lloraba hasta que amanecía.

Un día, apareció un ángel en su sueño y le dijo:
- Basta ya.
- Es que no puedo soportar la idea de no verlo nunca más.

El ángel le dice:
- ¿Lo quieres ver?

Entonces lo agarró de la mano y lo subió al cielo.
- Ahora lo vas a ver, quédate aquí.

Por una acera enorme empiezó a pasar un montón de chicos, vestidos como angelitos, con alitas blancas y una vela encendida entre las manos.

El hombre dijo:
- ¿Quiénes son?

Y el ángel le respondió:
- Éstos son los niños que han muerto en estos años. Todos los días hacen este paseo con nosotros, porque son puros.
- ¿Mi hijo está entre ellos?
- Sí, ahora lo vas a ver.

Y pasaron cientos y cientos de niños.
- Ahí viene- le avisó el ángel.

Y el hombre lo vió. Radiante, como lo recordaba. Pero había algo que lo conmovió: entre todos era el único chico que tenía la vela apagada, y el hombre sintió una enorme pena por su hijo. En ese momento el niño lo vió y salío corriendo hacia él para abrazarle. El padre lo abrazó con fuerza y le dijo:
- Hijo, ¿por qué tu vela no tiene luz?¿No te encienden la vela como a los demás?
- Sí, claro papá, cada mañana encienden mi vela igual que la de todos, pero, ¿sabes qué pasa? Cada noche tus lágrimas apagan la mía.

(Autor desconocido)

2 comentarios:

Ana Moreno dijo...

BUeno, este casi me hace llorar

K.G.N dijo...

amm... qeu cosas estas de llorar por los seres queridos y apagar su pureza..