Era un pastor que estaba con las ovejas y pasó un cura y le pidió un poquito de agua. Y dice:
-Niño, ¿tú no sabes el mandamiento que dice “dar de beber al sediento”?
-Sí, sí, padre, lo sé. ¿Y usted sabe el otro que dice “enseñar al que no sabe”?
-Sí, hijo, también lo sé yo.
-Pues coja usted hacia delante y allá detrás de la loma, al final, allá está la fuente.
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