Érase una vez un gallo muy presumido que recibió una invitación a las bodas del tío Perico. Como vivía muy lejos, salió muy temprano con sus plumas bien atusadas y su piquito muy limpito.
Por el camino, se encontró a Gusanito:
-Gallo Kiriko, Gallo Kiriko, ¿dónde vas con ese traje tan rico?- le preguntó.
-Voy a las bodas del tío Perico – contestó.
-Gallo Kiriko, Gallo Kiriko, llévame contigo.
-Pues aprovecho que hoy no he desayunado - y de un bocado se zampó a Gusanito- .
Por el camino se encontró un palo:
- Gallo Kiriko, Gallo Kiriko, ¿dónde vas con ese traje tan rico y de barro manchado el pico?- le preguntó.
- Voy a las bodas del tío Perico. Por favor, límpieme usted el pico.
-Vale, pero ¿dónde está Gusanito?
-No sé, que se yo.
-¡GUSANITO! ¡GUSANITO! - gritó el palo - ¿Dónde estás que hoy no te he visto?
-Aquí en la barriga del gallo Kiriko que me está llevando a las bodas del tio Perico –contestó Gusanito- .
-¡GALLO MENTIROSO! – gritó el palo enfadado – Pues límpiate tú el pico.
Y el palo le pegó durante un buen rato.
El gallo dolorido prosiguió su camino y se encontró con el señor fuego:
- Gallo Kiriko, Gallo Kiriko, ¿dónde vas con ese traje tan rico y de barro manchado el pico?- le preguntó.
- Voy a las bodas del tío Perico. Por favor, límpieme usted el pico.
-Está bien, pero ¿dónde está Gusanito?
-No sé, que se yo.
-¡GUSANITO! ¡GUSANITO! - gritó el señor fuego - ¿Dónde estás que hoy no te he visto?
-Aquí en la barriga del gallo Kiriko que me está llevando a las bodas del tío Perico –contestó Gusanito- .
-¡GALLO MENTIROSO! – gritó el señor fuego enfadado – Pues límpiate tú el pico.
Y acto seguido quemó al gallo Kiriko.
Este continuó su camino y se encontró a la señora nube:
- Gallo Kiriko, Gallo Kiriko, ¿dónde vas con ese traje tan horrendo y de barro manchado el pico?- le preguntó.
- Voy a las bodas del tío Perico. Por favor, límpieme usted el traje y el pico.
-Acepto, pero ¿dónde está Gusanito?
-No sé, que se yo.
-¡GUSANITO! ¡GUSANITO! - gritó la señora nube - ¿Dónde estás que hoy no te he visto?
-Aquí en la barriga del gallo Kiriko que me está llevando a las bodas del tío Perico –contestó Gusanito- .
-¡GALLO MENTIROSO! - gritó la señora nube enfadada – Pues límpiate tú el traje y el pico.
Y esta descargó toda el agua que contenía sobre él.
El gallo Kiriko a pesar de su miserable aspecto, consiguió llegar a su destino. Allí el cocinero al verlo en aquel estado, no lo reconoció y decidió asarlo para el banquete.
Mientras todos comían, alguien vio a Gusanito en uno de los platos vivo y feliz. Y él como todos también comió pollo.
Y colorín, colorado, al gallo Kiriko se han zampado.
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