El jardinero, al darse cuenta de la situación, intentó sacarle desde arriba, usando todos los medios que tenía a su alcance. Al ver que no podía sacarlo de ninguna otra manera, no le quedó más remedio que meterse dentro del pozo, sujetándose a una cuerda. Tan nervioso estaba el pobre animal, que al ver a su amo bajando por el pozo, pensó que, en lugar de salvarlo, iba a terminar de hundirlo en el agua. Cuando el jardinero, estuvo a su alcance, uso las últimas fuerzas que le quedaban, para morderle.
Al sentir los dientes del perro, clavándose en su piel, subió tan rápido como pudo y al llegar arriba, miró al fondo del pozo y dijo:
- Bien lo tengo merecido; ¿quién me manda ir a salvar a un animal cuya única intención era suicidarse?
Moraleja: si te ves en algún tipo de apuro, en el que necesites ayuda de los demás, nunca debes despreciar o maltratar a aquel, que quiere ayudarte con la mejor intención del mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario