Érase una vez un gran dragón rojo que era muy curioso y agradable. Se preguntaba qué animales vivirían en la luna. Tenía seis amigos –un cocodrilo, una jirafa, un rinoceronte, un elefante, un hipopótamo y una hiena que querían acompañarlo.
El dragón aceptó porque cada uno le dio un motivo válido; por ejemplo, la jirafa le decía que con su largo cuello podría ver los peligros desde lejos y así prevenirlos.
Fueron así en dirección a la luna sobre la espalda del dragón, pero no llegaron muy lejos ya que los animales le parecían cada vez más pesados.
Cuando ya no pudo volar, planeó para volver a bajar a tierra firme y descargar sus pasajeros. Cuando vio a la luna reflejándose en un río, se hundió en él para reunirse con ella, y no reapareció nunca más en la superficie.
Es por eso que hoy no hay ningún dragón rojo en la tierra.
(Jessica Audibert)
domingo, 5 de octubre de 2008
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