domingo, 20 de enero de 2013
La tercera flor
Una hermosa dama tenía tres pretendientes, a los tres los quería por igual pero sabía que tenía que decidirse por uno de ellos. Así que llamó a los jóvenes y les propuso que le trajeran una flor. Quien le entregara la mejor flor, la más hermosa, brillante y llena de vida sería su compañero. Los tres jóvenes se reunieron y se desearon éxito en la tarea. Después partieron.
El primero de los pretendientes, que era muy adinerado, fue a la mejor floristería de la ciudad y compró el más bello girasol que hubiese visto en su vida. No contento con eso compró tulipanes, jazmines, claveles y magnolias para adornar el gran girasol. Salió en busca de su enamorada, con la plena seguridad de que iba a ser el elegido.
El segundo era un hombre muy creativo, así que se fue a recorrer los mejores, los más bellos jardines de la ciudad en busca de aquella única y mejor flor para su amada. Tras caminar horas y horas, finalmente encontró una rosa con un rojo intenso y llena de vida. La tomó y fue en busca de su amor.
El tercero de ellos, un loco osado, para quien lo más importante era el amor de aquella mujer. Fue al cementerio y lentamente empezó a mirar las flores de cada tumba. Cuando se inclinó para leer una lápida, se encontró con una flor marchita que empezaba a retoñar. Sacó un lápiz y un papel la observó con minuciosidad y empezó a dibujarla sin omitir ni un solo ángulo de su forma. Cuando terminó, guardó el papel y acarició sus pétalos. Partió.
Al llegar los tres hombres enamorados donde la mujer, cada uno sacó su flor. El primer hombre le entregó su girasol adornado, sin duda era el más brillante y bello, pero no convenció a la bella mujer, quien argumentaba que la belleza del girasol era opacada por la belleza de las demás flores.
El segundo hombre le entregó la rosa de intenso rojo, sin duda la más intensa, pero tampoco convenció a la mujer, quien argumentaba que al desprenderla de su tierra ya no tendría vida.
Cuando el tercer hombre le entregó el dibujo de aquella flor marchita retoñante, los ojos de la mujer brillaron y su corazón se aceleró.. Se dio cuenta que él había comprendido el significado de su mensaje, porque su flor tenía vida, belleza y era intensa. Se convirtió en el compañero de la bella mujer.
Desde aquel día los enamorados caminan como dos locos por los cementerios, jardines o por los bosques buscando vida, belleza y significado en cada rincón de la naturaleza.
(Hericuento)
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