martes, 23 de marzo de 2010

El Muro


Dicen que una vez un hombre era perseguido por varios malhechores que querían matarlo. El hombre ingresó a una cueva. Los malhechores empezaron a buscarlo por las cuevas anteriores de la que él se encontraba. Con tal desesperación elevó una plegaria a Dios de la siguiente manera:

"Dios todopoderoso, haz que dos ángeles bajen y tapen la entrada para que no entren a matarme". En ese momento escuchó a los hombres acercándose a la cueva en la que él se encontraba, y vio que apareció una arañita. La arañita empezó a tejer una telaraña en la entrada. El hombre volvió a elevar otra plegaria, esta vez más angustiado:

"Señor, te pedí ángeles, no una araña." Y continuó: "Señor, por favor, con tu mano poderosa coloca un muro fuerte en la entrada para que los hombres no puedan entrar a matarme". Abrió los ojos esperando ver el muro tapando la entrada, y observo a la arañita tejiendo la telaraña. Estaban ya los malhechores ingresando en la cueva anterior de la que se encontraba el hombre y éste quedó esperando su muerte. Cuando los malhechores estuvieron frente a la cueva en la que se encontraba el hombre ya la arañita había tapado toda la entrada, entonces se escucho esta conversación:

Primer hombre: "Vamos, entremos a esta cueva."

Segundo hombre: "No. ¿No ves que hasta hay telarañas?, nadie ha entrado en ésta."

(Anónimo)

2 comentarios:

Ana Moreno dijo...

Una buenisima lección. Las cosas nos son dadas, pero no siempre de la forma que queremos.

Diorella dijo...

Quizas al pedir el muro, si se concedia no podria salir, a veces la desesperación nos hace pedir las cosas menos apropiadas para la situación que vivimos.
Precioso relato.

Un abrazo.