Cuenta una historia que un Judío trabajaba en una planta empaquetadora de carne en Noruega. Un día terminando su horario de trabajo, fue a uno de los refrigeradores para inspeccionar algo; se cerró la puerta con el seguro y se quedó atrapado dentro del refrigerador. Golpeó fuertemente la puerta y empezó a gritar, pero nadie lo escuchaba. La mayoría de los trabajadores se habían ido a sus casas, y era casi imposible escucharlo por el grosor que tenía aquella puerta.
Llevaba cinco horas en el refrigerador al borde de la muerte cuando inesperadamente se abrió la puerta. El guardia de seguridad entró y lo rescató. Después de esto, le preguntaron al guardia a qué se debía que se le ocurriera abrir esa puerta si no era parte de su rutina de trabajo. Él explicó:
-"Llevo trabajando en esta empresa 35 años; cientos de trabajadores entran a la planta cada día, pero él es el único que me saluda por la mañana y se despide de mí por las tardes. El resto de los trabajadores me tratan como si fuera invisible. Hoy me dijo “ hola ” a la entrada, pero nunca escuché “hasta mañana” .Yo espero por ese "hola, buenos días", y ese "chao" o "hasta mañana" cada día. Sabiendo que todavía no se había despedido de mí, pensé que debía de estar en algún lugar del edificio, por lo que lo busqué y lo encontré."
(De la red)
Esta es La belleza del Saludo.... "Una Sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más Luz”.
Precioso, =)
ResponderEliminarQue significativa la cita del final... :)
ResponderEliminarMuy bonito y con mucha enjundia... da que pensar, sí.
ResponderEliminarMe encanto, que buena historia y que gran enseñanza deja. Tienes un precioso blog, te invito a que conozcas la mia. cariños
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ResponderEliminarContinua sendo o blog que mais gosto de visitar!
ResponderEliminarmuy bueno x3! me encanta tu blog, lo sigo hace tiempo...besos!
ResponderEliminarprintemrose.blogspot.com :)