Un maestro de Zen vivía el tipo de vida más simple, en una pequeña choza a los pies de una montaña.
Una tarde, mientras estaba ausente, un ladrón entró furtivamente a la choza sólo para encontrar que no había nada para robar.
El maestro de Zen volvió y lo encontró. “Usted ha venido desde muy lejos a visitarme”, le dijo al merodeador, “y usted no debería volver con las manos vacías. Por favor, tome mis ropas como regalo”. El ladrón estaba desconcertado, sin embargo tomó las ropas y se dio a la fuga.
El maestro se sentó desnudo, mirando la luna. “Pobre tipo“, meditó, “desearía poder darle esta hermosa luna”.
(Cuento zen)
Espero que este tu mes, lo hayas vivido plenamente.
ResponderEliminar¡¡ojalá!! todos pensáramos como el maestro zen y sobre todo poder regalar lunas hermosas, sin tener en cuenta a quien.
Deseo para ti la mas hermosa luna, que siga iluminando tus pensamientos.
Un beso.