Así que cuanto más engañado estaba alguien, más lejos de la cabeza tenía el mazo. Al principio, a Daniel le hacía mucha gracia ver mazos verdaderamente altos, hasta que un día descubrió que los mazos también caían: cuando la persona descubría la verdad, era como si ya nada sostuviera el mazo en lo alto, y éste bajaba de golpe, machacando a quien estaba debajo. "Es curioso", pensó al ver en directo uno de aquellos porrazos, "toda esa gente trataba de evitar que este pobre señor sufriera, pero lo único que hacían era.. ¡coger carrerilla para darle más fuerte!"
Aquel descubrimiento le pareció tan importante a Daniel, que escribió un estupendo libro sobre el tema. Todos le contaron lo mucho que les había gustado y lo buen escritor que era; le hicieron entrevistas y empezó a dar a conferencias y a sentirse genial por estar ayudando a tanta gente. Hasta que un día alguien le pidió que le firmara un ejemplar de su libro. Lo abrió, y vio que estaba vacío... y sólo tuvo tiempo de mirar arriba antes de recibir su gran mazazo.
Nadie lo había leído. Un error de imprenta hizo que saliera vacío.
Con tantas ilusiones destrozadas de golpe, Daniel tuvo fuerzas para sonreir. Verdaderamente, hacía falta un libro como el suyo...
(Cuentos para dormir)
Me encanta todo tu blogg espero algun dia poder saber hacer yo algo asi aunque lo veo muy dificil jaja,voy a tener que seguir investigando...muakss!!
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